EVANGELIO DOMINGO 23/12/2012. IV DE ADVIENTO

“¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?"

Lc 1, 39-45
Unos días después María se dirigió presurosa a la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo. Y dijo alzando la voz:
«¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Y cómo es que la madre de mi Señor viene a mí? Tan pronto como tu saludo sonó en mis oídos, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Dichosa tú que has creído que se cumplirán las cosas que te ha dicho el Señor!»

Isabel resalta, por medio de una bienaventuranza, la fe plena de María en Dios y en la realización de su voluntad: “Dichosa tú que has creído…”
Dos aspectos de la personalidad de María en los que se centra la alabanza: ser madre del Señor, y ser la gran creyente.
¡Madre de todos los hombres, enséñanos a decir: Amén, con nuestra vida entregada!

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