LA MIRADA DE LA FE. "DEFENDER LO INUTIL". RAMON BOGAS

 No todo tiene que ser útil. Se nos ha contagiado ese ritmo de la sociedad actual en la que todo tiene que tener productividad. Escuchar un podcast de historia medieval mientras conduces, ir a comprar mientras caminas o aprovechar la espera del dentista para leer aquel informe del trabajo… Ese es el estilo de vida que nos quieren imponer.


Hoy me gustaría DEFENDER LO INÚTIL. Jugar al parchís tres horas con la familia, contar los pasos que hay entre mi casa y la farmacia, pensar en nada en concreto. Son esas cosas que nadie ve, que no son rentables, que nadie te va a aplaudir por semejante hazaña. Tiene que ver con lo gratuito, con lo que no tiene precio ni recompensa. Llamar a esa persona que sabes, con toda certeza, que si tú no lo haces, no te llamará o comprarle un regalo de cumpleaños a ese que ni se acuerda del tuyo. ¡Qué más da! No todo tiene que estar pesado, monetizado ni recompensado. Viva lo inútil.

Una de las tentaciones que leemos en esta Cuaresma es: “Di que estas piedras se conviertan en Pan” (Mt 4, 1-11). Es la voz del “mundo” que le está diciendo a Jesús busca lo útil, el resultado visible. Y, a veces, los cristianos hemos entrado en esa dinámica. La tentación de amar a Dios por aquello que nos da.

Lamentablemente, os tengo que decir que a los creyentes no nos pasan mejores cosas que a los que no creen. Enfermamos, mueren nuestros seres queridos, tenemos problemas familiares. Entonces, ¿de qué sirve creer?  Ya lo decía el salmo 42: “Han sido mis lágrimas mi pan de día y de noche, mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?”. Pues, amigos, somos legión los que hemos experimentado que algo por dentro nos dice que, aunque algunos lo vean inútil, merece la pena creer. Porque la vida se ve distinta y las tormentas se afrontan con otra quietud. El amor de Dios es para los que creemos como la luz del amanecer. El horizonte es el mismo y, sin embargo, con luz es totalmente distinto.

No todo tiene un precio, Señor. No todo tiene que ser útil. El tiempo perdido, la ternura, la justicia, el sacrificio o la paciencia son valiosas sin ser útiles. La gratuidad, el regalo sin respuesta, la escucha sin consejo, la oración sin resultado visible son esas pequeñas cosas que nos recuerdan que todo en la vida no tiene un precio ni un resultado visible. Y sobre todo TÚ, mi Rey. Inútil para algunos, imprescindible para mí.

Ramón Bogas Crespo

Director de la oficina de comunicación del obispado de Almería


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