LA MIRADA DE LA FE. "LA DICTADURA DE LA FELICIDAD". RAMÓN BOGAS

 Cada vez son más los mensajes que nos llegan de lo felices que tenemos que ser. No hay nada más que asomarse a Instagram o a la TV para ver lo bien que lo está pasando todo el mundo, las copas que se están tomando y los viajes y reuniones “fantássssticas” con familiares y amigos. Hay una cierta imposición de tener que ser optimistas y muy happies. Es lo que han llamado algunos expertos la DICTADURA DE LA FELICIDAD. Parecería que tenemos que avergonzarnos si no estamos arriba siempre, si nuestras vidas no se parecen a aquellas tan idílicas que contemplamos en la pantalla de nuestro smartphone. Y yo creo que habría que distinguir entre ESTAR CONTENTO y ESTAR ALEGRE.

ESTAR CONTENTO es un estado de ánimo. A veces, estamos de buen humor, vamos cantando por la calle e incluso nos echamos un baile en privado. Tenemos ganas de reírnos y estar con otros. Pero podemos estar de bajón. No pasa nada. En nuestro paisaje emocional es normal estar arriba y abajo, y eso no nos convierte en personas tristes y aburridas. De hecho, como alertan los psiquiatras, puede suceder que al no “encajar” con esta sociedad tan optimista, empecemos apresuradamente con el consumo habitual de psicofármacos (o incluso algo más duro). Estar contentos, amigos, es una emoción temporal. No confundamos euforia con alegría.

ESTAR ALEGRES es otra cosa. La alegría verdadera brota cuando mi vida tiene sentido y propósito. Cuando estoy viviendo según una “llamada” que aporta fecundidad. Es una sensación inexplicable, un poso que queda en el corazón del que sabe que lo que hace está en sintonía con el proyecto que Dios tiene para ti. Cuando uno tiene un porqué y para qué vivir y descubre que concuerda con el sueño que el Jefe tenía para ti: cuidar a la esposa enferma, sacar adelante ese proyecto, participar en ese grupo parroquial, animar al amigo en aquel momento duro, escribir artículos que animen y consuelen… Cuando uno tiene ese “no sé qué” que te hace estar alegre, aunque no estés contento.

San Pablo escribe a su comunidad de Tesalónica: “Estad siempre alegres” (Tes 5,16). Y años atrás le habría contestado: “¡Y una porra!”. Pero ahora entiendo que no nos llama a estar siempre super happy, a tener que sonreír constantemente e irnos de fiesta cada sábado y fiestas de guardar, sino a buscar dentro de nosotros esa clave interior que nos hace estar alegres porque nuestras vidas responden a un proyecto de sentido y servicio.

Se acercan fechas duras para aquellos que no están muy contentos, para todos los que no queremos forzar sonrisas y euforias de cartón piedra. Pero la buena noticia es que el sentido profundo de la NAVIDAD tiene más que ver con la honda alegría de sentirse amado incondicionalmente por ese Niño Dios llorón que con esa dictadura de la felicidad que nos quieren imponer. Estés contento o no este año (qué más da) te deseo de corazón ¡FELIZ NAVIDAD!

Ramón Bogas Crespo

Director de la oficina de comunicación del obispado de Almería

Comentarios