LA MIRADA DE LA FE. "MIS (POCO REALISTAS) PROPÓSITOS PARA 2024". Ramón Bogas

 Un año más, nuevos propósitos. Dejamos de un lado los tópicos de apuntarnos al gimnasio, aprender a tocar un instrumento o mejorar nuestro inglés, y me/os propongo al comienzo de este año y en el primer artículo del 2024 algunos retos y propósitos (poco realistas) para crecer por dentro.


El primero será saber valorar el paso del tiempo. “Un año más viejos” suele ser el lamento. Y no, somos un año más sabios. Que el paso del tiempo más que una amenaza sea una escuela. Que nos haga más sensatos, más humanos, más serenos… Decía Isabel Preysler en una reciente entrevista que con el paso de los años ella se enamora de las curvas de la inteligencia, y me uno a su propuesta. Que las arrugas sean hermosas por lo que hayamos aprendido, amado y servido. 

Cuidar y agradecer a las personas que tenemos en nuestra vida. Los que estuvieron un día, los que están lejos, pero sobre todo los que están hoy. Los que viven, rezan y trabajan con nosotros. Que sepamos cuidarnos unos de otros y apreciemos el regalo que son para nuestra vida. Y que estemos siempre abiertos a otras personas que llegarán.

Que aprendamos a expresar lo que sentimos. Que nuestra boca esté llena de palabras de vida, palabras verdaderas y honestas. Que cuando digamos “Te quiero” no sea solo una forma de hablar. Que nuestras palabras sepan a Evangelio y desterremos los lamentos, los reproches, las quejas y las palabras hirientes. Que haya más agradecimientos que protestas. Más alegrías que gemidos.

Que sepamos soportarnos ante el espejo: Tal como somos. Con nuestros errores y aciertos. Con esas cosas que no nos gustan de nosotros mismos: las arrugas y las manías. Los miedos y las dudas. Que sepamos querernos un poco más y no seamos tan duros con nosotros mismos. Dios no lo es. Él nos quiere incondicionalmente.

Que sea un año de fe y crecimiento espiritual. Que sigamos en búsqueda como los Reyes magos. Que tengamos los ojos abiertos para ver la “estrella”. Que seamos fieles a los compromisos con el Jefe: la misa dominical, la oración mañanera, la lectura sosegada, la oración callada, el compromiso discreto….

Así que, comienza un nuevo año, Señor. Un año de Gracia si sabemos reconocer tu presencia en lo positivo y en lo negativo, en la enfermedad y en el nuevo nacimiento. Que aprendamos a valorar el paso del tiempo, las personas de mi alrededor, la palabra que sana, la arruga de la sabiduría y, sobre todo, sobre todo tu presencia, Señor, en nuestra vida.

Ramón Bogas Crespo

Director de la oficina de comunicación del obispado de Almería

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