La palabra de Dios es semilla que se siembra.
Mateo 13, 1-23
Aquel día, salió
Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que
subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla. Les
habló mucho rato en parábolas: -«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un
poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco
cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era
profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta
de raíz se secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El
resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros,
treinta. El que tenga oídos que oiga.»
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