HOMILIA DE NUESTRO PARROCO D.RAMON, PARA PODER UNIRNOS A LA MISA DEL DOMINGO 22/03/2020,IV DE CUARESMA, COMUNITARIA Y ESPIRITUALMENTE
TODO LO QUE HARE CUANDO "ESTO" ACABE
No sé si ya os habéis hecho la lista de lo primero que haréis cuando esta pesadilla se acabe. Abrazar a mi nieto, coger la bicicleta, tomarme una caña con los amigos en el paseo marítimo o ir a misa y saludar a la gente de mi comunidad cristiana. Son tantos los planes que se nos acumulan en nuestra mente, que tendremos que poner orden y establecer prioridades.
No sé si ya os habéis hecho la lista de lo primero que haréis cuando esta pesadilla se acabe. Abrazar a mi nieto, coger la bicicleta, tomarme una caña con los amigos en el paseo marítimo o ir a misa y saludar a la gente de mi comunidad cristiana. Son tantos los planes que se nos acumulan en nuestra mente, que tendremos que poner orden y establecer prioridades.
Es
la fuerza del deseo, o me atrevería a decir LA TRAMPA DEL DESEO. El ser humano
tiene dentro de sí esa fuerza ciega y casi despótica que nos hace estar siempre
corriendo tras la sombra, sin detenerse nunca. “Sigamos adelante un poco más,
porque, finalmente, encontraremos quizás lo que buscamos”. Y así una montaña
tras otra, extenuados y decepcionados, porque, finalmente, no estaba donde
pensábamos, sino en la siguiente por ascender.
Leía
en la novela que me estoy leyendo en estos días de “asueto” (Lluvia fina, de Luis Landero) una
reflexión que me interpeló. “Si Ícaro hubiese alcanzado el sol ¿Qué? ¿Se
hubiera detenido allí? Seguro que no. Algo hubiese maquinado para seguir
ascendiendo más, siempre un poquito más”. Y así vivimos (y más en estos días):
locos del deseo, esclavos del afán.
El
evangelio de esta semana nos presenta al ciego que quiere ver. Y me parecía un
ruego precioso para estos días. A lo mejor, nuestros deseos en estos tiempos de
involuntaria clausura tienen que parecerse más a los de ese ciego del
evangelio: luz para ver con claridad en este interpelante silencio, serenidad
para afrontar este encierro, claridad para aprender las enseñanzas que me
ofrece este tiempo de reflexión… para que cuando acaben estos tormentosos días
pueda decir, como el ciego del evangelio, que nos encontramos con el Maestro,
nos abrió los ojos y recobramos la vista.
Y,
claro, que seguiré soñando con la paella en familia del domingo, y con el
abrazo de la persona querida y con la ruta senderista, el concierto o la charla
en la parroquia que se canceló, pero si algo hay que pedir con urgencia es la
LUZ para ver con claridad y esos ojos llenos de fe que podrán dar sentido a
estos días raros.
Ramón
Bogas Crespo
Párroco
de San Luis y Director de la oficina de comunicación del obispado de Almería
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