HOMILÍA DE NUESTRO OBISPO EN LA FIESTA DE SAN ESTEBAN, DÍA DEL PENDÓN

 Querida comunidad, querida familia de la ciudad de Almería.

Saludo a la Sra. Alcaldesa y a toda la corporación municipal, al concejal portador del pendón y a todas las autoridades: civiles, militares, judiciales, académicas y a los cuerpos de seguridad. Felicito a la Policía Municipal que celebra su patrón.



Hoy, dentro del ciclo de Navidad en toda la Iglesia, es la fiesta de san Esteban, el primer mártir de los seguidores de Jesús: “os entregarán a los gobernantes y reyes por mi causa”. Ahora, dos mil años después, sigue habiendo cristianos martirizados en bastantes países del mundo. Y aquí estamos nosotros, celebrando en la Iglesia madre, saludo al excelentísimo Cabildo de la Catedral, que este 2023 cumpliremos los 500 años de su primera piedra.

A veces, los cambios de significado de los acontecimientos nos desorientan y reordenamos la historiografía según los intereses del momento.  Y nosotros, ¿qué conocemos de la verdad de nuestra historia? De esa historia que forma parte de nuestro ADN y que nos constituye como somos. A las orillas del Mediterráneo nacieron los primeros asentamientos de un grupo poblacional. Quizás grupos nómadas, buscando mejores climas hace 6000 años, o antiguas y pequeñas civilizaciones casi desconocidas. Pescadores, comerciantes y colonizadores fueron formando el tapiz de lo que ahora somos: fenicios, griegos, romanos, visigodos, árabes, castellanos y aragoneses, y ahora se mezclan con nosotros en nuestra provincia 149 nacionalidades que caminan a restructurar un nuevo rostro de nuestra sociedad en muy pocas décadas.

Sobre las ruinas de los templos paganos se construyeron las basílicas cristianas, sobre ellas las mezquitas y de nuevo sobre ellas las Catedrales y las Iglesias cristianas.

Muchas veces, por intereses poco claros, preferimos enfrentar a las civilizaciones que nos conforman. Qué somos: más romanos o más suevos y visigodos, más árabes o más castellanos y aragoneses repobladores de estas tierras. De qué fuentes religiosas beben nuestras raíces: las paganas, las cristianas, quizás musulmanas o de ricas comunidades judías antiguas, probablemente llegadas a nuestras costas en tiempos de la colonización fenicia… la Biblia habla de Tartesos y su comercio. De las comunidades cristianas hispánicas del siglo III, aunque se tiene poca información escrita, sabemos de la tarea de los varones apostólicos y de san Indalecio como nuestro evangelizador. Unas y otras religiones se reemplazaron o se fueron intercambiando a lo largo de nuestra historia. En los albores de la civilización pertenecimos a un mundo de religiones naturales y paganas. La colonización romana, nos trajo el cristianismo desde los primeros siglos de nuestra era hasta el siglo VIII, que fuimos cristianos. Mañana celebraremos la Misa en Rito Hispano Mozárabe por primera vez en Almería, quizás después de casi 1200 años en la Iglesia de san Juan, que fue nuestra primera catedral. Desde el siglo VIII al siglo XVI fuimos musulmanes. Después del XVI al XX otra vez cristianos… Sobre las ruinas de los templos paganos se construyeron las basílicas cristianas, sobre ellas las mezquitas y de nuevo sobre ellas las Catedrales y las Iglesias cristianas.

Mañana celebraremos la Misa en Rito Hispano Mozárabe por primera vez en Almería, quizás después de casi 1200 años en la Iglesia de san Juan, que fue nuestra primera catedral.

Y ahora ¿dónde nos encontramos? ¿Volvemos, quizás, a un tiempo de paganismo, con multitud de credos? El mosaico de creencias y de increencias tiene muchos colores, tantos como las influencias filosóficas, éticas, políticas y relacionales en que vivimos.

Sólo parte de la sociedad almeriense, desde hace 533 años, el día 26 de diciembre de 1.489, conmemoramos la toma incruenta de la Ciudad de Almería por los Reyes Católicos y la restauración del cristianismo. Isabel y Fernando celebraron la Navidad en Almería y oyeron misa en la mezquita de la Alcazaba, un día como hoy. La misa fue oficiada por Juan de Ortega, predicador de los Reyes y primer obispo de la Diócesis restaurada y es ese día 26 de diciembre de 1.489, cuando los Reyes Católicos, hicieron entrega solemne del Pendón de sus Armas Reales a la Ciudad, mandando que lo colocarán en la Torre más alta de la Alcazaba, “llamada de la Vela” lo que hizo oficial su conquista.

Quizás debemos de meditar, en el contexto de la Navidad, las palabras de san Pablo: “revestíos de humildad, dulzura y paciencia” … Mirad que hemos escuchado que el violento Saulo estaba presente en la lapidación de Esteban, pero el encuentro con Cristo le hizo cambiar. “Humildad, dulzura y paciencia” debe ser nuestro emblema y más para los creyentes cristianos, pues es Palabra de Dios.  Sin duda este es un buen camino para todos, comenzando por mí, para restaurar una sociedad que busque el diálogo y no la confrontación, que busque el consenso y no la imposición, que busque la justicia (lo mejor para todos) y no la coacción. Y esto sí que nace de lo más profundo del Evangelio. Esto si es “integrar a los pueblos”, pues nuestra urdimbre a de formar un tapiz de convivencia, que empieza en el corazón. Las colonizaciones, siempre ha ido acompañadas de guerras e imposiciones, también de martirio. No sea así ahora.

“Humildad, dulzura y paciencia” debe ser nuestro emblema y más para los creyentes cristianos, pues es Palabra de Dios.

Esta es nuestra historia y queramos o no formamos parte de ella, es nuestra herencia, que nosotros, como en nuestras familias, estamos necesitados mantenerla para saber quiénes somos, de dónde venimos, y hacia dónde vamos. Ahora bien, debemos también perfeccionarla, del mismo modo que nuestros padres buscaron e intentaron un futuro mejor para sus hijos.

Aprendamos y mantengamos la tradición de nuestra ciudad, pues seguro que nos comprenderemos más y seremos más felices. ¡Ánimo y adelante!

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