LA MIRADA DE LA FE. "EL CUMPLEAÑOS SORPRESA". RAMÓN BOGAS

 Tienes 39,49, 59 o 69 años y ya sabes lo que te va a caer: el cumpleaños sorpresa. Ya es tan común, que lo que sería sorpresa es que no lo hubiera. Hay dos tipos de personas en el mundo. Las que le encantan las sorpresas en general (y la de los cumpleaños en particular) y las que las detestan. Me incluyo en este segundo grupo. Me parecen un pelín cursis, y como soy un poco soso, no sé poner caritas de admiración y casi me violenta tener que impostarlas.


En general, nos gusta tener todo planificado, atado y bien atado, pero sin duda la vida te sorprende. La sorpresa es la emoción que surge ante la novedad, es el placer de lo inesperado. Hay sorpresas negativas (un diagnóstico que no te esperabas, la rotura del coche, la pérdida repentina del ser querido…), pero también hay sorpresas positivas. Son esas cosas que surgen inesperadas y que te hacen descubrir que no todo en la vida es como lo tenías escrito: amistades que te dan vida, nuevos amores, aficiones que te divierten, gestos “bonicos” de la gente… Son esas pequeñas sorpresas que hacen que la vida sea más bonita.

Recuerdo una de no hace mucho. En la entrada a mi ciudad, había un atasco y no me dio tiempo a frenar con tiempo “besando suavemente” al coche delantero. El conductor bajó del coche con un enfado monumental y se disponía a echarme una bronca de aúpa. Ya me disponía a aguantar el chaparrón cuando me ve vestido de sacerdote. Se calla un instante, medita y me dice: “Me enseñaron en la catequesis que una de las obras de misericordia es aguantar con paciencia los defectos de los demás. Que tenga un buen día padre, no ha pasado nada”. No es gran cosa, pero me sorprendió. Dios hace la vida más amable.

Pentecostés fue una sorpresa para los discípulos. Cuando todo estaba acabado. Cuando todo parecía perdido. Cuando sus fuerzas humanas ya se habían extinguido aparece la sorpresa del Espíritu que les trastoca la vida y los lleva a una misión imposible: la de un puñado de pescadores y unas cuantas mujeres capaces de llevar la Buena Noticia hasta el último rincón de la tierra.

No todo está controlado, familia. Aunque hayamos escrito el guion de nuestro futuro, siempre surgirán plot twist (esos giros de guion que les gustan tanto a las series americanas). Si tenemos los ojos abiertos y estamos atentos, descubriremos al DIOS DE LAS SORPRESAS. Cuando me acomode en el confortable sillón de las falsas seguridades, me zarandearás. Y si algún día, pienso que lo sé todo y creo hacer pie en los mares de mi alma, me recordarás que Tú, Señor, siempre me sorprendes.

Ramón Bogas Crespo

Director de la oficina de comunicación del obispado de Almería

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