Dos convocatorias de oración por Ucrania: ESCUCHA MI GRITO

 

Domingo 27 de febrero 17:00 horas, Puerta de Purchena; Miércoles 2 de marzo 20:30 horas, Catedral de Almería

La oración siempre es fraterna. Ante la guerra y la invasión de Ucrania, llamada suavemente “conflicto”, Rusia, mejor dicho, Putin, ha fagocitado, con la soberbia del dictador, todos los tratados y leyes internacionales de convivencia pacífica. Aquí no nos queda más que protestar de todas las maneras posibles.

En un principio puse que la oración siempre es solidaria, pero me interesa el significado de las palabras y solidaridad se define como: “la adhesión o el apoyo incondicional a causas o intereses ajenos”. Y cambié la palabra por fraternidad. Nada de lo que acontece a la humanidad nos debe ser ajeno, y más para los que creemos en el amor al prójimo, incluso a nuestros enemigos.
Nuestra Catedral es también el hogar del “Cristo de la Escucha”, icono de este tiempo de sinodalidad. Escuchar es acoger, sin pedir nada a cambio. Si las comunidades ucranianas sufren, todo el pueblo de Almería sufrimos con ellas. Yo os aseguro que sufren, al resto nos es muy difícil entrar en su corazón y aunque lo vemos y comprendemos nunca lo viviremos de la misma manera que ellos que tienen allí a su familia y amistades.
Las comunidades ucranianas nos convocan el domingo 27 de febrero, a las 5 de la tarde, en la Puerta Purchena, para gritar o guardar silencio. La no-violencia, es el camino de la inteligencia. Acompañarles les esponjará el corazón en este momento que viven asfixiados y sin esperanza. Sería bueno mirar de reojo a la Biblia y ver como el pequeño David, sin armamento convencional, venció al gigante Goliat, armado hasta los dientes.
Por iniciativa de nuestro Papa Francisco, os convoco, ante el Cristo de la Escucha, junto a las comunidades ucranianas greco-católicas en Almería, y con todas las personas de buena voluntad, a un momento de oración el Miércoles de Ceniza 2 de marzo, a las 20:30 horas, en la Catedral. Pues como dice el salmo 32, “No vence el rey por su gran ejército, no escapa el soldado por su mucha fuerza, nada valen sus caballos para la victoria, ni por su gran ejército se salva. Los ojos del Señor están puestos en los que esperan en su misericordia”.
+ Antonio, obispo

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