MISA CRISMAL: “Sacerdotes dando su vida 24 horas sobre 24”

 Mañana de Miércoles Santo. Día de comunión, espacio de fraternidad sacerdotal, pórtico de los días grandes de la Iglesia. Se celebra la Misa Crismal, la eucaristía en la que el obispo, su presbiterio, los religiosos y religiosas y el pueblo fiel unen su canto y alabanza a Dios en torno a los Santos Óleos. Es la primera vez que nuestro obispo D. Antonio preside esta celebración, expresión de la comunión diocesana y de la fraternidad presbiteral.

En su homilía, D. Antonio dijo a los sacerdotes presentes: “El sacerdocio de Cristo no puede ser comprendido como una dignidad, una promoción o un puesto de poder. Ni siquiera un ámbito para estar por encima de los demás. Y muchas veces hay sacerdotes que actúan así, con poder y autoritarismo, olvidando que han sido creados bajo el cimiento del lavatorio de los pies”. Necesitamos “un sacerdocio nuevo: que consiste en comprender a los débiles, ayudarles, descender a la fosa de los afligidos para rescatarlos, acercarse a los que carecen de esperanza para levantarlos”.
Una vez concluida la homilía, llegaba el momento de la renovación de las promesas sacerdotales en el que los presbíteros recuerdan y actualizan su servicio y entrega a la iglesia y al mundo a través del ministerio sacerdotal.
En el ofertorio, los diáconos permanentes ofrecían los Santos Óleos. Después de la comunión, D. Antonio pronunció la bendición sobre estos aceites tan “especiales” que serán repartidos por todas las parroquias para que sirvan de fortaleza y bendición a los enfermos, los catecúmenos y los bautizados y confirmados.
Al finalizar la Santa Misa, los sacerdotes se desplazaron a la casa sacerdotal para compartir una sencilla y fraterna comida.

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