LA MIRADA DE LA FE. "PRIMERAS IMPRESIONES". RAMON BOGAS

 Inevitablemente, somos de primeras impresiones. Aunque repitamos (así sin mucha convicción) que no hay que fiarse de ellas, todos estamos seguros de que tenemos la intuición y el buen ojo para “calar” a la gente. Estudios científicos afirman que apenas en 2 segundos nuestro cerebro crea el 50% de la imagen y el resto en los 4 minutos siguientes. Esa primera impresión condiciona mucho lo que pensamos sobre las personas que conocemos por primera vez. Luego solo nos quedará confirmarla.


Para hacernos esa imagen sobre la persona es crucial el lenguaje no verbal, nuestro aspecto físico, el cómo vestimos, la mirada… Tendremos que cuidar y ser conscientes de lo que estamos contando así a primera vista. Os lo habéis preguntado alguna vez: ¿Qué imagen proyecto a los demás? ¿Qué piensan de mí en el primer instante? Será un ejercicio importante de reflexión porque esa será, probablemente, la única huella que dejaremos a los demás. Aunque es cierto que nos merecemos y tenemos derecho a una segunda oportunidad, probablemente, muchos se quedarán con ese primer impacto.

Cuentan que la Madre Teresa de Calcuta fue invitada a dar una conferencia en Naciones Unidas. Al finalizar, un señor muy importante se le acercó y le dijo: “Madre, yo no soy creyente, pero si Dios existiera, tendría que ser como usted”. Qué vería en la mirada de aquella mujer de apenas 40 kilos y algo encorvada para descubrir en ella el rostro de Dios.

Recuerdo que nuestro querido D. Ginés (obispo hoy de Getafe) nos decía a los curas jóvenes: “Tratando con cariño en el despacho a la gente que viene a pedir un bautizo o la misa de funeral de su querido difunto habréis hecho la mitad del trabajo pastoral. Se quedarán con el rostro de una iglesia Madre o una iglesia antipática”. Y tenía toda la razón. Somos, muchas veces, el retrato de Dios para los demás. Pero no solo las monjas y los curas, sino todos lo que ahora estáis leyendo este artículo y os decís creyentes. Muchas personas no podrán leer otro evangelio distinto al de nuestras vidas.

Juan el Bautista manda a sus discípulos a averiguar quién era Jesús. Y el Maestro se abre de brazos, los mira y les dice: “Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio” (Mt 11,3). Es decir, no te voy a contar rollos, ni teorías, ni doctrinas, sino solo lo que mi vida revela, lo que mis manos acarician, lo que mis ojos reflejan…

A veces, no hay otra forma de defender lo que pensamos y de contagiar lo que creemos si no es con la primera impresión que damos. Nuestra sonrisa sincera, nuestra mirada cariñosa, nuestra palabra amable o nuestra caricia oportuna serán, probablemente, la única forma de contagiar algo más grande: ese Dios ternura que se hará niño en estos días. FELIZ NAVIDAD

Ramón Bogas Crespo

Director de la oficina de comunicación del obispado de Almería

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