LA MIRADA DE LA FE. "ESTUPIDOS" . RAMÓN BOGAS

 El famoso filósofo y pedagogo José Antonio Marina escribía hace unos años un libro llamado La inteligencia fracasada (Anagrama, 2016)Su tesis fundamental es que la inteligencia tiene muchas dimensiones y podemos ser muy inteligentes en unas áreas y muy estúpidos en otras. Solemos decir: “Fulanito es muy inteligente” y, seguidamente, habría que preguntar en QUÉ.


El autor pone varios ejemplos. La historia de uno de sus alumnos, un muchacho brillante, con un cociente intelectual muy alto. En plena marejada de la adolescencia se volvió excesivamente consciente de sus capacidades y decidió aprovecharlas para mal. Se convirtió en jefecillo de una banda de chicos rebotados de la escuela, empezaron a cometer pequeños hurtos, trapicheó con droga. Dejó los estudios. A los veinte años entró en la cárcel. ¿Era tan inteligente como decían sus test? También refiere en su obra a grandes artistas y científicos con mentes privilegiadas, pero estúpidos en el amor y en la gestión de sus emociones.

Nos sucede también a ti y a mí que nos creemos inteligentes. Seguramente, podríamos confesar algunas de nuestras estupideces. El fanatismo, el desamor, la incomprensión de las parejas, las adicciones, los pantanos del miedo y la sumisión… son, sin duda, derrotas de la inteligencia.

En términos espirituales, podríamos decir que una cosa es la inteligencia y otra la sabiduría. Para ser sabio hay que combinar varias habilidades. Relacionales (saber relacionarse bien con los demás, pareja, amigos, vecinos); comunicativas (capacidad para expresar de manera adecuada y oportuna lo que pensamos y sentimos); emocionales (controlar las emociones, gestionar la frustración…). En definitiva, es poseer EL ARTE DE SABER VIVIR.

Para los creyentes la sabiduría es un reflejo de la luz eterna. Algo que está solo al alcance de los sencillos, no de los que “se las saben todas”. Es ese don del Espíritu que nos lleva a mirar más allá de lo evidente, descubriendo el fondo de las cosas (y en ellas la mano de Dios en todo y en todos). La sabiduría está relacionada con la BONDAD: esa virtud que nos hace salir de nosotros mismos e interesarse por el otro y sus heridas. Ya lo dicen las Escrituras: “La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven fácilmente los que la aman, y la encuentran los que la buscan” (Sab 6,12)

Entre los sabios hay de dos clases: los titulados y los que no lo están. He conocido a algunos titulados estúpidos y a no titulados muy sabios (y viceversa). Jesús no se doctoró en Oxford, pero supo vivir la vida con hondura y sentido. Después de Él, otros han aprendido también a hacerlo. No se prodigan mucho en la TV o en las redes sociales, pero si os encontráis con algunos, no los dejéis escapar. Habéis encontrado un TESORO.

Ramón Bogas Crespo

Director de la oficina de comunicación del obispado de Almería

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